domingo, 19 de junio de 2011

Cuadernos del espectáculo Nro. 15

Por Carlos Abeijón
Exclusivo para Radio Capital del Sur



La temporada teatral actual sigue con bastantes altibajos en la cartelera teatral porteña. Dejando de lado los magros aportes revisteriles de los rutinarios Artaza,Cherutti y Fort, siempre resulta grato encontrarse con una propuesta que se refugia en la esencia del teatro. Acaba de llegar a nuestras carteleras LLUVIA CONSTANTE, del dramaturgo norteamericano Keith Huff, poco conocido en nuestro medio. La obra trata, en un mundo bastante sórdido la estrecha y ambigua relación entre dos amigos, dos policías de triste destino, que acaban fagocitándose rumbo al abismo. En manos del talentoso e incansable director y autor Javier Daulte (que navega del teatro alternativo al comercial con parejo nivel artístico)este material luce más brillante que la pobre dramaturgia que finalmente propone. Con escenas que fragmentan caprichosamente los tiempos de la acción y una constante apelación al público que entorpece el crescendo dramático, la pieza dificulta la comprensión de los hechos y ofrece mucho ruido y pocas nueces. También Daulte logra un gran desempeño de los protagonistas. En el mejor momento de su carrera, Rodrigo de la Serna hace gala de su destreza física, pero luce demasiado hiperkinético y con grandes falencias vocales. Mas preparado para el teatro, Joaquín Furriel consigue un retrato conmovedor de su atribulada criatura. Estimulante propuesta, aunque adolece de la falta de enjundia de gran parte del teatro moderno.



La televisión de aire sigue su curso sin demasiadas sorpresas. Oscilando siempre con un ojo en el rating y otro con proyectos de cierta envergadura artística, es bueno destacar que Canal 13 siempre presenta algún unitario interesante. Ya destacamos, en su momento, a EL PUNTERO, un excelente producto de la factoría Suar y, ahora, con el correr de los capítulos, no podemos dejar de destacar el logrado equilibrio de los libros, la dirección las locaciones y el espléndido cuarteto actoral. Un dream team donde se sacan chispa Rodrigo de la Serna, Luis Luque, Gabriela Toscano y ese intérprete enorme que es Julio Chávez, un actor "físico" impactante, que sigue la herencia de los Kitano, los Mitchum o los Wayne, que hace explotar la pantalla en cada escena. En un año de fervor electoralista, nada mejor que esta reflexión aguda sobre los costados más oscuros de la política: la corrupción, el clientelismo y el ansia desenfrenada de poder, por citar algunos ítems inquietantes.
Para seguir sin hesitaciones.



La cartelera cinematográfica se renueva todos los jueves, no siempre con títulos para rescatar. Cantidad no significa calidad. Pero, esta semana, una cinta se destaca del resto: CARLOS, un film atípico en la obra del talentoso realizador francés Olivier Assayas (IRMA VEP, LOS DESTINOS SENTIMENTALES). Pensada desde el vamos como miniserie televisiva de cinco horas de duración, este retrato de dos décadas en la vida del terrorista venezolano Ilich Ramírez, llega a las salas porteñas en su versión más reducida de dos horas y cuarenta y cinco minutos. El relato se sigue con interés y excede, cómodamente, su estructura televisiva brindando una narración con pulso febril, con buena banda sonora y un lenguaje visual depurado. El realizador se muestra bastante cómodo en un género que le es ajeno y consigue una pátina documental que refuerza el interés de la historia. Cuenta para ello con la comprometida interpretación del actor venezolano Edgar Ramírez. Lo bueno es que el cineasta no basa su interesante pintura de un complejo personaje ni en la glorificación ni en la condena. Un trabajo minucioso, para tener en cuenta. Sin alcanzar esas alturas, la misteriosa Jodi Foster presenta su tercer opus, después de las prolijas MENTES QUE BRILLAN y FERIADOS EN FAMILIA. Se trata de otra incursión de la actriz y realizadora en el intrincado mundo de las familias disfuncionales .En LA DOBLE VIDA DE WALTER aborda, con altibajos (demasiado psicologismo de pacotilla), la simbiótica relación entre un padre y su hijo mayor, con fuerte carga emocional y diálogos construidos a los ponchazos. El resultado no es magro, pero le falta jugarse más con los personajes y el desarrollo de la historia. El esforzado y limitado actoralmente Mel Gibson (muy cuestionado por sus dichos y su violencia personal fuera del set) hace lo que puede con su atribulada criatura. Pero, también hay lugar para una película argentina, JUNTOS PARA SIEMPRE, escrita y dirigida por Pablo Solarz. Es una historia pequeña y despareja, con discretos trabajos de Peto Menahem, Florencia Peña y Malena Solda (tal vez la mejor del elenco). Y, para terminar, mejor no meterse en ningún cine para ver las chatas LOS AGENTES DEL DESTINO, UNA MISION EN LA VIDA y LAS MARIMBAS DEL INFIERNO. Que el cielo las juzgue.